Historia de un Abrazo (vampiro)

Antes de que comenceis a leer: este texto está inspirado en Vampiro: La Mascarada y otra bibliografía que sigue la temática.

Lo escrito aquí es “el despertar” (el abrazo, según su propia jerga) de un nuevo vampiro. Si quereis verlo, click aquí —>

 

Era un día normal.

Como todos los días, William Morrison había ido a trabajar desde su apartamento, en un barrio residencial en Nueva York.

Día normal, vida normal; había tenido diferentes relaciones, todas pasajeras, en el pasado…

Sin embargo, desde que había comenzado a verse con aquella mujer… algo había cambiado, aunque no sabía el qué. De hecho, de ella desconocía hasta el nombre.

Como siempre, se mostró sonriente cuando se encontró con ella, que le esperaba, a las puertas del trabajo… como siempre hacía.

«Posiblemente iremos al cine, o al teatro—, como solían hacer.», pensó mientras se acercaba a ella.

No obstante, no fue así.

Aquel día ella le había invitado a su casa: una mansión de corte neoclásico a las afueras de la ciudad con una planta más grande que el bloque de edificios en que William vivía.

En cuanto llegaron, el único ruido que podría haberse oído era el de ellos dos mientras hablaban. Se dio cuenta de cómo ella había puesto una canción, muy baja para saber qué decía y tampoco le prestó atención.

Le dirigió hacia el comedor donde, en cuanto llegó, lo único que pudieron ver sus ojos fue la mesa redonda cubierta de terciopelo rojo sobre la que reposaban dos servicios de porcelana y copas. El tiempo estaba pasando muy rápido.

No se acordaba de haberse sentado. El plato escogido era langosta, y nunca había probado un trozo más exquisito. No sin su compañía. Por alguna razón, no era como las demás. Parecía tenerlo todo bajo control, anticiparse a sus movimientos… pero no era perturbador, sino al contrario.

El ambiente era perfecto: las luces apagadas, las velas ecendidas, incienso, la luna llena y espléndida en el cielo descubierto…

Brindaron con champán, pero no «por una larga vida». Todavía hoy no se arrepiente.

—Por nosotros. —pronunció, levantando la copa.

Tampoco recordaba haberse levantado, pero allí estaban, en el dormitorio, y en medio del clímax ella le hundió los colmillos en el cuello, comenzando a sorberle lo que pudiese quedarle de vida que, como el champán que había tomado veía desvanecerse por la boca, solo que esta no era de una botella, sino de una mujer. En cualquier caso, él no había conocido sensación más placentera que aquella…

Notaba que la sangre se le acababa, y veía una puerta que en los cielos comenzaba a abrirse. ¿Aspiraba a la vida eterna en otro mundo y la muerte eterna en este? No lo creía.

Mientras tanto, con delicadeza ella se mordió el labio y le besó, pasándole parte de su vitae a él y otorgándole  a la no-vida eterna en este mundo.

Por alguna razón, William supo que jamás olvidaría aquellos instantes.

No obstante, Lujuria tuvo que dejar paso a La Bestia, como ellos lo llaman, pues unas gotas de sangre no son suficientes para mantener no-muerto a un vampiro. Suerte tuvo el protagonista que había alguien ¿tal vez fuera un sirviente?… como si fuese un instinto que tuviese latente durante toda su vida, se alimentó de él con la mayor naturalidad del mundo, dejando el cadáver a sus pies.

Una vez hubo calmado al Animal, volvió con su compañera no-viva, que estaba aguardándole…

—¿Qué me has hecho? —Su voz no mostraba rabia ni dolor, tan solo interés.

—No quiero perderte. El tiempo lo cambia todo, ¿sabes?. Todo… menos a nosotros.

—No me has respondido —era obvio, pero la respuesta no le había sido dada.

—Perdona. —Ella cierra los ojos, pausando la conversación; y comienza a abrirlos lentamente, tomándose su tiempo para observarle, para observar su rostro… —Eres un vampiro, querido. —respondió, al final.

—Pero… ¿Existen?

—Compruébalo tú mismo: tu corazón ya no late, no necesitas respirar, tu piel se está enfriando…

—¿Y cuál es la letra pequeña? —desde luego, algunas de las leyendas serían ciertas… ¿todas, tal vez? Esperaba que no.

—Todo a su tiempo, querido. Ahora, por favor, acompáñame. Por cierto, me llamo Shaíva.

Por el camino, el despejado cielo se reía de la lluvia de términos (sire, generación, vástago…) que le caía a William en aquel momento, y él decidió que ese contraste era lo más bello que nunca había vivido (después de su no-muerte)… ¿Era un día normal?

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3 Responses to “Historia de un Abrazo (vampiro)”

  1. Aura dice:

    Ya sabes que me ha gustado un montón, pero eso…. escribe masss XDXD

  2. DarkIce dice:

    xDDDD
    Se agradece la lectura.

  3. Evey dice:

    Bua… lo he vuelto a leer, me sigue gustando mucho.

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